lunes, 19 de abril de 2010

MUERTE, VIOLENCIA Y DESOLACION EN HAITÍ



Han muerto más de 2.000 personas a causa de las inundaciones y deslaves provocados por la tormenta tropical jeanne, si bien aún no se ha podido acceder a buena parte de la zona.





Casi medio millón de personas han quedado a la intemperie en la zona norte del país, muchos de ellos aún no han podido recibir ayuda y los más afortunados logran escapar a otras ciudades en busca de amparo.





Según naciones unidas, los cadáveres están siendo arrojados a una zona cerca de Gonaives, en un intento por prevenir epidemias, pero aún pueden verse en las calles, decenas de cuerpos sin identificar. Los sobrervivientes están abocados a cocinar y beber aguas de cunetas, en las que hay cuerpos descompuestos y aguas residuales.





Entre los sobrevivientes, las peores escenas son las de niños huérfanos o abandonados que deambulan por las calles de Gonaives buscando comida, informaron miembros de la Cruz Roja y AMURT Haití.






La situación sanitaria es pésima. Incluso en Puerto Príncipe, los hospitales están colapsados y sin recursos suficientes.





La violencia no permite una adecuada distribución de los recursos y las autoridades solicitan mayores refuerzos internacionales en materia de seguridad y personal médico y sanitario.





Según Naciones Unidas sólo se han podido enviar unas 70 toneladas de alimentos al país lo cual es insuficiente para hacer frente a las necesidades de la población local.





Todo ello a provocado, en las pocas organizaciones humanitarias que se encuentran en el país , la necesidad de una acción coordinada, para llegar al centro de la catástrofe y para atender a los damnificados que llegan alas ciudades cercanas y a Puerto Príncipe.





AMURT Haití no se trata de una simple catástrofe natural, sino la consecuencia lógica de la desertización y de la falta de política social y de prevención. Cualquier otro país independiente de la zona soporta sin tantos problemas semejantes situaciones con bastante frecuencia.





Haití se ha convertido en fiel reflejo del abandono de la comunidad internacional hacia un país explotado hasta la saciedad, pero que hace algunas décadas dejó de servir a los intereses que mueven el mundo, nuestro mundo.